Grupo de Estudio UE-Unifor Explora la Acción Política Independiente

Marzo 30, 2018

El Proyecto de Solidaridad Norte Americana, una iniciativa conjunta entre UE y Unifor, el más grande sindicato del sector privado de Canadá, sostuvo una reunión de alto nivel de estudio sobre acción política, en marzo pasado.  Dirigentes y personal de ambos sindicatos estudiaron los retos de los sindicatos, de la clase trabajadora, de la acción política, en esta era de ascendentes posiciones populistas de la derecha, y del abandono de los trabajadores, por parte de los partidos que dicen representarlos.

A ellos se unieron representantes de National Nurses United, American Postal Workers, Our Revolution, y Momentum, el grupo de campaña del Partido Laboral británico que está presionando por una dirección política más progresiva, democrática e incluyente.

Los participantes en el grupo de estudio establecieron preguntas exploratorias, tales como: “¿Dónde encajan las estrategias políticas, de largo alcance y las campañas, en la renovación y redefinición de la solidaridad y el poder de los trabajadores?  ¿Qué tan importante y central es la nueva estrategia política a fin de revivir el movimiento laboral?”  Se dio inicio reconociendo que la acción política que el movimiento sindical está desarrollando –fuera de los partidos políticos- no está funcionando.  Se tuvo también la finalidad de identificar lo que era similar y diferente en los contextos de Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá.

El profesor Gordon Lafer del Centro de Recursos Educativos de la Universidad de Oregon, hizo una presentación sobre la situación de la acción política en las actuales circunstancias económicas.  Hizo ver que, aunque mucha gente hace ver que el alza del populismo de derecha se debe a tendencias en sus propios países (por ejemplo, que Trump y su llegada al poder en Estados Unidos (EEUU) se debe a actitudes racistas) el hecho de que varios y similares líderes estén ganando poder en sus países, es evidencia de que algo está sucediendo.  Lafer subraya que lo que estamos viendo es un cambio internacional en los intereses corporativos.

Explicó que el alza del populismo de la derecha se debe al decaimiento del “neoliberalismo”, las políticas de austeridad y contra-sindicatos que fueron desatadas por Ronald Reagan y Margaret Thatcher en los setenta y ochenta, y que se consolidaron por centristas como el demócrata Bill Clinton en EEUU, y el “nuevo laborismo” de Tony Blair en el Reino Unido.  Los trabajadores sobrevivieron al recorte en salarios reales y programas sociales, mediante el trabajo de más horas y de tener más puestos de trabajo (y aumentando el número de personas que trabajaban por familia).  También sobrevivieron aumentando sus deudas.  Estas estrategias no son sostenibles y resultan en una creciente desigualdad en el mundo, erosionando la legitimidad de los gobiernos y las élites.

Lafer utilizó el ejemplo de la American Legislative Exchange Council (ALEC) como un caso de evidencia mediante el cual las grandes corporaciones redactan nuestras leyes.  Una cuarta parte de los legisladores son miembros de ALEC.  Ellos se reúnen tres o cuatro veces por año con cabildeadores de las corporaciones, con el fin de redactar leyes, ajustando las mismas a las condiciones económicas y a los intereses corporativos.  ALEC introduce cerca de mil iniciativas de ley cada año, y un promedio de 200 de ellas son aprobadas.  ALEC también financia “tanques de pensamiento” en el ámbito estatal a fin de promover su agenda en los Estados y en los medios de comunicación social.

La agenda de ALEC, indicó Lafer, es una agenda corporativa, no ideológica. Hablando de los billonarios hermanos Koch, puntualizó que su dinero “completamente se gasta en cosas que promueven sus intereses de negocio”.  También hizo ver que las más poderosas corporaciones que tienen sus sedes en Estados Unidos, están ahora globalizadas y no dependen con exclusividad de los laborantes de este país, de los consumidores, de allí el poco compromiso que tienen en apoyar la educación, o el poder adquisitivo de los laborantes de EEUU, todo ello se ha evaporado.

DIFERENTES CONTEXTOS NACIONALES

El movimiento sindical estadounidense siempre ha enfrentado la disyuntiva de confiar o no, en el Partido Demócrata, o bien tenerlo como cierto aliado de la clase trabajadora.  Este dilema ha influido en que tanto UE como otras organizaciones sindicales hayan últimamente invertido en la formación de un Partido Laboral desde los noventa, siguiendo la consigna de que “los jefes tienen dos partidos, los trabajadores necesitan que uno sea de ellos”.

En Canadá y en México, en contraste, el movimiento sindical ha formado partidos social-demócratas en el Siglo XX que han competido por el poder y han gobernado.  En el Reino Unido, el Partido Laboral ha sido uno de los dos más grandes desde la Segunda Guerra Mundial y se ha alternado en el poder con los conservadores.  En Canadá, el Nuevo Partido Demócrata (NDP, por sus siglas en inglés) ha llegado a ser un serio contendor en el sistema de multi-partidos, ha ganado elecciones en muchas provincias y tiene la acreditación de haber conformado el sistema de pagador único de salud en el país.  Inicialmente esto se logró en la provincia de Saskatchewan y luego se implementó en el ámbito nacional por el centrista gobierno liberal.

No obstante lo anterior, tanto los laboristas como el NDP se han integrado a la agenda corporativa en décadas recientes, tal y como ha sido el caso del Partido Demócrata en Estados Unidos.  De tal manera ha ocurrido esto, que los partidos que se supone deberían de representar el interés de los trabajadores, ya no llevan esto a cabo, es decir no actúan en función de los intereses de los laborantes.  Esas agrupaciones abandonan esos principios o bien votan por el populismo de derecha, resultando con ello en gobiernos anti-laborales.

El grupo de estudio tuvo la oportunidad de escuchar testimonios directos a partir de contextos específicos, tales como la región del Medio Oeste de Estados Unidos.  El Vice-Presidente del local de UE/IUP, 893, David Betsworth reportó cómo los republicanos se hicieron con las tres ramas del gobierno estatal en las elecciones de 2016, lo que ha llevado a virtualmente quitar los derechos de negociación colectiva en el sector público.  El local 893 representa a trabajadores sociales, trabajadores de mantenimiento, científicos que trabajan para el Estado.  Ellos han negociado tanto con demócratas como con republicanos durante décadas, y Betsworth recalcó que “los gobiernos demócratas no son siempre nuestros amigos”.  Hizo ver que habían tenido que recurrir a arbitraje con el gobernador demócrata Tom Vilsack; agregó que el sucesor de Vilsack, el también demócrata Chet Culver vetó una iniciativa que hubiese detenido la ley del “derecho al trabajo”, con ello impidió el fortalecimiento de los sindicatos.

En Wisconsin, el gobernador republicano Scott Walker lanzó un ataque a los sindicatos del sector público en 2011, se respaldó en lo que hacía el gobernador republicano Terry Branstad, quien se había opuesto a los derechos de negociación en el sector público desde 1974.  Se mantuvo el conjunto de derechos por mínimo margen, hasta la elección de 2016.

Quien ocupa la dirección de área de Unifor, en British Columbia, Gavin McGarrigle, describió cómo el ala de derecha del gobierno liberal del Estado, en el poder desde 2011, había provocado la resistencia masiva del movimiento laboral.  Unas 50,000 personas en la calle se oponían a los ataques que se hacían al derecho de negociación colectiva en el sector de salud.  Sin embargo, agregó, “en la medida que el NDP ganó más escaños, en subsecuentes elecciones, el movimiento laboral tuvo menos movilización”.  Hace cuatro años, el NDP, con base en una plataforma nada inspiradora, perdió de nuevo.

Activista de Momentum Jo Beardsmore describió cómo, luego de dos décadas de ser gobernados por Margaret Thatcher y los conservadores, integrantes del “nuevo laborismo” de Tony Blair, modelado según los arquetipos de Bill Clinton, con los “nuevos demócratas”, se hicieron con el  poder.  Sin embargo, “nunca trataron de ganar con argumentos, lo que se había perdido con el thatcherismo; el nuevo gobierno, intencionadamente, cortó nexos con el sindicalismo y los movimientos sociales”.

Este abandono de la clase trabajadora culminó en 2003, cuando el gobierno laborista británico se unió a la Administración W. Bush en la desastrosa decisión de invadir Iraq.  En 2009, los conservadores capitalizaron la crisis económica de 2008 y por estrecho margen ganaron la elección.  Ellos luego impusieron medidas drásticas de austeridad, incluyendo devastadores recortes en los servicios públicos, tales como salud y educación.  Los conservadores desde entonces, han mantenido el poder.

DIFERENCIAS ESTRUCTURALES REQUIEREN DIFERENTES APROXIMACIONES

Larry Cohen, el Presidente de Nuestra Revolución y retirado presidente de Trabajadores de la Comunicación de Estados Unidos, enfatizó que la presentación del movimiento incorpora el hecho que “aspectos estructurales son importantes, son elementos que tendemos a pasar por alto” en las discusiones de nuestra estrategia política.  Es preciso tener en mente las diferencias estructurales en los sistemas de partidos de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, esto implica diferentes aproximaciones, tanto para los sindicatos y organizaciones en EEUU, como para Momentum en el ámbito inglés y Unifor en el contexto canadiense.

En un inicio, Momentum organizó el apoyo a Jeremy Corbyn, el Bernie Sanders del Reino Unido, quien fue elegido como líder del partido en 2015, y quien ha empujado al partido más en una dirección a favor de los trabajadores.  Desde entonces, especialmente gente joven que estaba alienada de los procesos políticos se ha unido a los laboristas, haciendo de él la organización política de masas, más grande de Europa con más de medio millón de integrantes pagando cuotas.  La consigna: “Transforma el Partido Laboral para Transformar el Mundo” resume la estrategia, se trata de hacer que el partido retome la voz de los trabajadores.

Esto es posible, en buena parte, debido a que el partido se estructura en función de las masas, como institución democrática, con elecciones directas de sus miembros y sus representantes, esto hace que los afiliados, incluyendo gente joven, tengan voz dentro de la organización. Es el segundo partido político en el país, de manera que tiene muchas posibilidades de tener mayorías y hacer gobierno.

En Canadá, Unifor está evaluando su alianza con el NDP y en lugar de ello animar a sus miembros a una “estrategia de voto”.  Shauna Wilcox, la representante del sector salud en el liderazgo nacional de Unifor, describió cómo en su provincia de Nueva Escocia, el partido liberal había aprobado siete iniciativas legales contra los trabajadores.  El centro de la campaña de la agrupación, por tanto, fue la de “No Vote por los Liberales”.

Aunque los liberales retienen por poco margen mayoría, Wilcox indica que “al final del día, consideramos esto como un éxito.  Con la mayoría, por estrecho nivel, el premier ha indicado que sólo una persona puede salir del pueblo.  Nosotros trabajaremos con el eslabón más débil y les haremos la vida por demás difícil”.

Unifor, en British Columbia, exitosamente apoyó al NDP contra los liberales en las más recientes elecciones –todo ello dentro de una perspectiva independiente.  Los miembros de Unifor hicieron campaña como integrantes de su agrupación, no como miembros de NDP. McGarrigle indicó que, en esta oportunidad, “queríamos hacer ver totalmente claro que si ganaba el NDP, lo hacía con base en el respaldo de los trabajadores”.

En las más recientes elecciones nacionales y elecciones provinciales en Ontario, Unifor apoyó a los liberales –quienes en el país y en esa provincia han estado más del lado de los trabajadores que el NDP.  Como resultado, el gobierno liberal de Canadá ha echado para atrás mucha de la agenda contra los laborantes, del anterior gobierno conservador; ha estado en pro de elevar los estándares de vida de los trabajadores en México, Estados Unidos y Canadá, durante la segunda negociación del NAFTA.  El gobierno liberal en Ontario ha establecido los 15 dólares como salario mínimo, ha respaldado la agenda laboral más progresista en América del Norte.

En el lado estadounidense de la frontera, representantes de NNU y Nuestra Revolución exploraron las dificultades y contradicciones de la posición laboral del partido demócrata. Cohen indicó cómo los “candidatos han sido la estrategia laboral del partido. Lo que ha sido un desastre, y tenemos en ello como una adicción, como la heroína”.  No obstante, no podemos ignorar la situación del sistema basado en dos partidos. “¿Por qué estamos atrapados en esto de dos partidos? Es estructural, no emocional”; y la acción política debe ver las estructuras que confrontamos, tales como el colegio electoral, el dinero en la política y los derechos al voto.

Nuestra Revolución, indicó, “está tomando muy en serio el construir organización política sostenible en áreas geográficas, y necesitamos medir qué tanto estamos conformando poder dentro y fuera del partido demócrata”.

Los organizadores de NNU señalaron que desafortunadamente, la única opción viable en Estados Unidos por ahora es el partido demócrata, por tanto han adoptado una “estrategia de dentro hacia afuera”.  Subrayaron que las campañas a favor de Sanders y por el Medicare for All, hicieron que mucha gente entrara en contacto con los sindicatos por primera vez.  Es para mucha gente, la primera vez que experimentaron una lucha colectiva.

“Las personas no están alienadas de la política, están alienadas de los partidos y las instituciones”, recalcó Holly Miller, quien ocupa uno de los cargos de dirección nacional de NNU.  Ella describió cómo en la campaña de Sanders, “mucha gente que nunca había sido parte de un sindicato, ahora se relacionaba y llegó a ser parte de ellos.  Gente que estaba alienada de las instituciones, ahora finalmente tenía una a la cual adherirse”.  Los delegados de Sanders no abandonaron la convención, “tenían el ardiente deseo de continuar participando en política” y muchas personas decidieron tomarla con el establecimiento del partido demócrata.  Sin embargo, Miller también previno que “procesos electorales pueden adormecer a las personas” y que “si nos hubiésemos mantenido sólo en el contexto de la campaña de Bernie, no estaríamos aquí”.

SIMILITUDES Y CONCLUSIONES

Un rasgo común a todas estas presentaciones fue lo que Cohen describió como “organización política permanente” –la idea de que los trabajadores deben construir organizaciones a fin de avanzar en sus intereses en el escenario político.  En el Reino Unido, Momentum está trabajando en hacer del partido laborista, ese tipo de organización; en hacer de esa estructura, más amigable, participativa y democrática.  En Canadá, Unifor está tratando de consolidar una agenda en pro de los intereses laborales, algo central en el funcionamiento de su sindicato.  En Estados Unidos, por otra parte, NNU y Nuestra Revolución están haciendo que temas como Medicare for All cambien la política del partido demócrata, al articular funciones de personas en las organizaciones, caso de Nuestra Revolución, entidades que están fuera del partido demócrata.

Todos los que hicieron presentaciones subrayan la importancia de tener una visión diferente de la sociedad.  Cohen notó que “miembros de la clase trabajadora tienen una gran simpatía entre ellos cuando se encuentran, y perciben el sentido de lo que debe ser nuestro mundo”.  Sugiere que la acción política independiente necesita “comenzar con principios que estén atados a ese rasgo”; que tales principios se expresen por medio de temas, como Medicare for All, que se concrete la solidaridad laboral en políticas específicas.

Es necesario articular temas y campañas en un sentido más amplio, en una visión más transformativa que genere emoción y compromiso en las bases.  Becky Bond, quien ocupó uno de los cargos de consejería más altos en la campaña de Sanders, y que ha estudiado Momentum, hizo notar que “la gente está más dispuesta a hacer algo grande, para ganar algo grande, en lugar de esfuerzos pequeños en pro de logros pequeños”.  Ella también sugiere que la clave está en la gente recién incorporada a la política. “Tenemos que sobreponernos al sistema que está equipado.  Para lograr eso, debemos incorporar un masivo número de personas”.

Un gran número de participantes señalaron que el tema de la negociación colectiva debe permanecer como un eje central de la acción política.  Cohen le recordó al grupo que, aunque el derecho a la negociación ha sido destruido por muchos trabajadores, “tenemos que enseñarnos entre nosotros que sin derechos en los lugares de trabajo, no tenemos nada, y que estaremos persiguiendo temas, tales como incrementos al salario mínimo, por muchas generaciones futuras”.  También sugirió que se deberían establecer negociaciones más bien sectoriales –donde se establezcan condiciones de trabajo en todo el sector productivo- tal y como ocurre en países de Europa Occidental, como parte de la agenda.

Lafer también puso de manifiesto la importancia de la organización y de las luchas y campañas en los lugares de trabajo. “Es algo que puede dar miedo cuando se hace de manera personal”, señaló, agregando que “para la gente que participa muy centralizadamente, eso es transformativo, y se trata de una experiencia trasformadora y perdurable”.